CARTA DE UNA MADRE ADOPTIVA

por | 14 septiembre, 2011
CARTA DE UNA MADRE ADOPTIVA

A todas aquellas familias, que cómo yo, han decidido crear una familia, de un modo distinto al tradicional, a aquellos padres y madres, que han traído un niño a sus vidas, sin haberlo sentido dentro de sí, a todos ellos, pido que se unan a en la lucha de un futuro mejor para ellos, nuestros pequeños, los hijos nacidos muchas veces sin amor, pero a los que queremos más que a nadie en la vida. A todos ellos, va dirigida ésta carta.
Unámonos en la lucha contra la injusticia, el racismo, la hipocresía, y tantas cosas más, que no encontraría las palabras necesarias para describir lo que está sucediendo en ésta  sociedad que les ha tocado vivir.
  Por los duros caminos que nuestros hijos han tenido que caminar, muchas veces sólos; por todo lo que han tenido que sufrir; porque muchos no saben, o no quieren saber  ayudar a éstas indefensas criaturas que alguien dio la oportunidad de VIVIR, porque de no ser así, hoy no estarían junto a nosotros.
Que nadie se engañe, nuestro hijos no son perfectos, y SÍ, son diferentes a los demás niños que conviven con sus familias biológicas, a los que llaman familia tradicional. Quitemos la venda de los ojos de una vez, y reconozcamos que SÍ SON DIFERENTES, porque la mayoría de éstos pequeños, no han disfrutado de lo más esencial, no han tenido el calor de un abrazo, una caricia, un beso, un consuelo cuando lloraban, quien les arropara cuando tenían frío, cuando sufrían muchas veces en silencio, porque es lo único que han vivido. Muchos de ellos han sufrido maltrato, abusos, largas temporadas en instituciones, donde no podían  pasar el tiempo suficiente con ellos, porque seguro que ni había el personal necesario para sus cuidados, sin una buena alimentación, sin higiene, ni medicamentos. En situaciones muy precarias, subsistiendo en la lucha diaria de supervivencia, ¿cuántos han perecido por el camino?, ¿lo hemos pensado en alguna ocasión?, es la lucha diaria en una selva que ellos no han escogido, es lo que les ha tocado vivir.
 Son pequeños inocentes, ABANDONADOS, olvidados en algún momento de su vida.
Algunos de éstos niños, tan sólo han sentido un mínimo de calor, de amor durante su gestación, por eso han logrado estar aquí, junto a nosotros. Muchas de las madres, bebían, consumían drogas, y un sinfín de etc…, durante la gestación.
No han sentido el calor de la persona que debía cuidarlos, alimentarlos, calentarlos cuando tenían frío.
 Ésta es la  realidad, por muy dura que nos parezca, aunque muchos quisieran borrarlo, olvidarlo, pero es imposible, es la parte más dura de sus vidas, y por muy pequeños que sean, ellos no lo van a olvidar, lo llevan marcado a fuego, es sus carnes, es su pasado, parte de su vida y existencia, y no podemos cerrar los ojos y dar la media vuelta, tenemos que estar ahí, con ellos, para que no se caigan, y si lo hacen, que sepan que estaremos junto a ellos para recogerlos, siempre junto a ellos.
Imaginemos por un momento en un matrimonio que se rompe, es duro, todos sufren, el padre, la madre, los hijos, los abuelos, los tíos, los amigos. Todo lo que está a nuestro alrededor se desmorona en un momento, y con nuestro dolor y tristeza, contagiamos a aquellos que nos rodean.
 Y a nuestros hijos, ¿quién les ayudó?, ¿hemos pensado alguna vez lo que han podido sentir?, ¿lo que han sufrido?, solos, desamparados, sin tener a nadie a quien trasmitir aquello que estaba sucediendo a su alrededor, sin entender un ¿porqué?.
Por todo ello, por ellos y ellas, seres indefensos en ésta sociedad egoísta, irracional, devastadora. Unamos nuestras fuerzas, para un futuro mejor, para ayudarles a una integración total, todos juntos podemos hacer más cosas juntos que si lo hiciéramos por separado.
Recordar:
Somos su luz, su ilusión, su esperanza, el eslabón  perdido que logrará que lleguen a ser felices, a vivir en un mundo mejor, sin miedo a ser “ABANDONADOS” de nuevo.                       
Una madre adoptiva.

Un pensamiento en “CARTA DE UNA MADRE ADOPTIVA

  1. Anónimo

    Cuando me dicen "qué suerte ha tenido tu hija", yo digo: "qué suerte hemos tenido tú y yo naciendo en un país desarrollado, dentro de una familia que nos podía cuidar, y no a tan sólo unos kilómetros de distancia, donde las cosas pueden ser muy diferentes" nadie elige a sus padres, ni su lugar de nacimiento.

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